El otro día tenía una reunión de trabajo, de esas que suelo tener. Eran las diez de la mañana, y yo llegaba legañosa y saboreando todavía el primer café de la mañana en el paladar. "¿Un café, un té, tal vez agua?", me ofreció el director general mientras me invitaba a sentarme, "no, gracias, estoy bien así", respondí educadamente, y empezamos a hablar del asunto que me había traído hasta allí. A punto de acabar nuestra reunión, me dice el hombre, "así que ni café, ni té... pero vino sí querrás ¿o no?". "Es un poco pronto...", respondí, sorprendida, pero a la vez preparándome para beber por educación un vaso de vino que, realmente, no me apetecía nada a esas horas. No era la primera vez que me ofrecían alcohol en una reunión de trabajo antes del mediodía, había sido en otro país, en otra reunión, pero también un director genral, también del sector de la construcción. Aunque, la verdad, aquel hombre no me parecía del tipo que se toma un carajillo para desayunar. "O sticlă!", me aclaró. Una botella. Me quedé parada unos segundos, no entendiendo muy bien de qué iba el tema, y repasando mentalmente mi vocabulario rumano, que me juega más de una mala pasada. Pero sí: una botella, no había duda, quedó confirmado cuando levantó el teléfono y le pidió a su secretaria que me preparara una bolsa con dos botellas de vino rumano, una de blanco, otra de tinto.
No es la primera vez que me hacen regalos extraños durante reuniones de trabajo en Rumania, extraños al menos para mí y para cualquier que no sea un un presidente, un alcalde, tal vez una estrella de cine. Pero hace ya unos meses, durante mis primeras semanas en Rumania. yo llegué un 10 de febrero, y el 14 era San Valentín, el 1 de marzo el Día de la Primavera, el 8 de marzo el de la Mujer... Y en todas esas ocasiones, la costumbre local es regalar flores a las mujeres, grande ramos de rosas a las novias, esposas o madres, ramilletes de flores silvestres a las compañeras de trabajo o a las amigas. También yo recibí alguno de esos ramos durante mis visitas y reuniones de trabajo. Pero ya entrado marzo la época de repartir flores a diestro y siniestro se acabó. Aunque no lo creo, si hemos entradoen la época del reparto de vino y empiezo a recibir una botella en cada reunión mientras dure la vendimia, no os preocupéis, que ya os informaré...
No es la primera vez que me hacen regalos extraños durante reuniones de trabajo en Rumania, extraños al menos para mí y para cualquier que no sea un un presidente, un alcalde, tal vez una estrella de cine. Pero hace ya unos meses, durante mis primeras semanas en Rumania. yo llegué un 10 de febrero, y el 14 era San Valentín, el 1 de marzo el Día de la Primavera, el 8 de marzo el de la Mujer... Y en todas esas ocasiones, la costumbre local es regalar flores a las mujeres, grande ramos de rosas a las novias, esposas o madres, ramilletes de flores silvestres a las compañeras de trabajo o a las amigas. También yo recibí alguno de esos ramos durante mis visitas y reuniones de trabajo. Pero ya entrado marzo la época de repartir flores a diestro y siniestro se acabó. Aunque no lo creo, si hemos entradoen la época del reparto de vino y empiezo a recibir una botella en cada reunión mientras dure la vendimia, no os preocupéis, que ya os informaré...
The other day, as usual, I went to visit a Romanian company, one of these working meetings I have. It was around 10 am, I had just had a coffee at home. I started to talk with the general manager about the issue that had brought me to his office. "Would you like a coffee, a tea, water?", he asked me. "I'm fine, thank you very much", I answered, and we went on talking. half an hour later he asked me again, "so you don't drink coffee, tea, water, but maybe wine?". "Not so early..." I has already been offered once cognac before 12 am, in other country, in other meeting, by other general manager, so while I answered I was also preparing myself to accept politely that glass of wine, a glass that was, truly, a too early glass of wine for me... Anyway, I was a bit surprised, that man didn't seem of the early-drinker type. "O sticlă!", he said. A bottle. He called his secretary and asked her to prepare a bag with two bottles of Romanian wine, one of red wine and the other of white wine, for me to take home.
It's not the first time I've been given weird presents during business meetings in Romania, but I was taken by surprise (who wouldn't, by the way, unless you are a Prime Minister, a President, a King, used to such attentions) because that had happened some months ago, during the first weeks I spent in Romania. I arrived on 10th February: 14th February is St Valentine's day, 1st March is the Spring Day, 8th March the Women's Day... In all these occasions women receive flowers, girlfriends and wifes receive big bouquet or roses, for example, but colleagues or friends, also receive small (nice) bouquets of wild flowers, or lilacs. So I received a couple of them, too, during business visits and meetings. Then March ended, and that flower-giving habit disappeared. I suppose we have not entered in some wine-giving period, but don't worry, if I do get a bottle of wine every meeting I have in Autumn, I will let you know!
4 comentarios:
Y que tal el tintillo rumano? Supongo que 2 botellas de vino deben salvar una reunion a las 10.
No está malo, el vino rumano. Feteasca neagra, por ejmplo,es una denominación de origen que recomiendo...
Pues nada, a organizar una cenita para gastar el vino!
Por cierto, las flores de la foto son las de marzo secadas? ; )
Un besote!
No... son posteriores. De una viejecita en agosto :)
Publicar un comentario