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martes, 29 de julio de 2008

La ciudad es nuestra

"Oraşul e al nostru", la ciudad es nuestra: no quiero olvidar a los deheredados de la tierra, al cuarto mundo que se esconde en la gran ciudad, a los borrachos sin remedio, los solitarios enloquecidos, los ancianos de pensión ínfima, las madres gitanas mendicantes, sus hijos mendigando también a dos manzanas de distancia, los niños de la calle, los adolescentes de la calle, los perros abandonados... todas las clases de vagabundos que uno se encuentra en esta gran ciudad.

Porque si bien es verdad que uno se encuentra menos miseria de la que esperaba cuando bajó del avión a este país desconocido, o mal conocido, que no tiene nada que ver con la imagen que tenemos de él, la vergüenza del cuarto mundo existe. Y la vergüenza de los abandonados en la carrera hacia el capitalismo (todos esos pensionistas mendicantes) también. Pero sí, es cierto, menos de la que uno esperaba. Una unidad de medida un tanto personal de la miseria urbana sería evaluar cuánto tarda uno en ser plenamente consciente de este cuatro mundo que le rodea.... Por ejemplo, en Quito, Ecuador, estuve sólo 36 horas, y desde la primera fui dolorosamente consciente de los niños de la calle, de esos niños de la calle tan apartados de todo que han perdido el don de la comunicación, nunca lo tuvieron, nadie les ha enseñado, y saben hablar lo justo para pedir unos pesos, acercar la caja limpiabotas, enseñar unos chicles, animalitos de seis, cinco, cuatro... tres años. En Bucarest no sé si fue el efecto sorpresa de las luces de la ciudad, pero tardé en percibir plenamente sus sombras. Sin embargo, hay cuestiones en las que no valen relativizaciones, comparativas, proporciones (hay más, hay menos): la aspiración es el absoluto, la nada, kaput, finito, aquí, en Madrid, en Nueva York, en Moscú... Aquí y en China, como decimos en mi tierra.

Me duelen los ancianos de esquina, que no extienden la mano para pedir porque les cuesta horrores hacer lo que están haciendo, pero piden igualmente, y agradecen murmurando y mirando hacia el suelo. Me duelen los niños de la calle, y los adolescentes de la calle que pasean en manada, como animales gregarios, sin pudor, sin pensamientos, apretando algunos de ellos su bolsa de pegamento. Me duelen los vagabundos locos y las madres mendicantes, presentes en todos los agujeros del mundo.

Me duelen los perros de la calle, pero menos que en otras ciudades; en general se les cuida, existe una cierta costumbre de "adoptarlos" en las comunidades de vecinos. Aun así, los perros abandonados conservan una mirada de dolor y perplejidad ante el abandono, y el resto, los callejeros de toda la vida, que parecen más satisfechos... habrá que verlos, como la cigarra, en invierno y en la nieve.
Pero en cualquier caso me duelen menos; tal vez poque he carecido siempre (lo confieso) de esa empatía con los animales que algunos tienen, tal vez porque sigo reservando la mayor parte de mi corazón para las personas.
Y también de mi pudor: por eso todas las fotos que veis aquí son de perros. Porque aunque en mis paseos con la cámara de fotos me encontrado con estampas magníficas (tal vez sea mejor decir "magníficas"), me cuesta sacar la cámara, robarles a los dueños de lo oscuro de la ciudad una imagen, y sobre todo no soy capaz de hacerlo de cerca y arriesgarme a que se den cuenta, a que me vean. Acostumbrados como están a ser parte del mobiliario urbano, tratados como tal, ya tienen bastante todos los días como para que venga yo con mi cámara y con la excusa del costumbrismo a recordarles una vez más que son un mero objeto.

Así y todo, espero haber conseguido transmitir con palabras lo que decidí no plasmar en imágenes.

domingo, 20 de julio de 2008

A Day in the Country

Spring had passed, I still don't know how, and I woke up one July morning, and suddenly realized that Summer could pass exactly the same way, without me doing a proper walk on Carpaths, without me doing a nice trip by train. So I did some research and decided that the following Saturday I would be taking an early train to Buşteni, situated in the closest area of Carpaths from Bucharest (Bucegi Mountains), to take a look around.Besides, in Buşteni there's a cable train that goes up to 2.200 meters of altitude, to Cabana Babele. So my plan was taking the Hotel Silva cable train (telecabina), see around and, if the track signals were as clear as I has been told they were, to do a little hiking by myself. Then, if I wanted to come back (which I suspected would happen), convince some people I know in Bucharest to come along next weekend. Maybe sleep in the mountains, as, apart from the usual Romanian free camping (even in Natural Parks you can settle your tent) the area has a great "Cabana" (meaning "hut") system: about 20-25 stone and wooden houses scattered in different valeys in the region, where you can rest, use toilets, eat something, and find lodging. The origin of Romanian Cabanas, like Spanish Paradores, lays in the 1920s-30s, one of these great ideas that should be mentioned, I suppose, in any history of tourism.
Cabana Babele (2.200 m), and Cabana Caraiman (2.028 m)

[A "Parador" is a luxury hotel and high-quality regional-cuisine restaurant situated inside some historical building, such a castle, monastery or fortress. It allowed many of this buildings to be taken care of instaed of destroyed, and promoted local tourism, as eating in a Parador is a quite common excuse for a family or couple weekend trip]

But let's go back to the Carpaths. Of course I was delighted, of course I wanted to c
ome back next weekend: take the earliest cable train (I had suffered a big queue, although I had arrived at 10.30 -8.30 train from Bucharest, a 2-hours-trip), seek a not very sheer track (I'm not in good shape) and enjoy sights, fresh air, good company...
Well, my "calling force" seemed quite high on Monday, but by Thursday only one person agreed to come... The idea of taking the 6.30 train from Gara de Nord had persuaded the rest againt it. But hey, there's this Spanish saying, "Three people is a already a crowd", and popular saying are always very wise.

So we took off, the two of us. The weather forecast was"clear with clouds" and we soon found out to be true: luckily, no rain; interestingly, half of our hiking either surrounded by mist (
negură), or sightseeing it. This time we got off at Sinaia and walked 45 minutes up to the Hotel Alpin cable train [by mistake, I wanted to take the other one, in the center of Sinaia, but it was a worthy mistake, no queue at all]. The cable train leaded from 1400 m. to Cabana Mioriţa, on Furnica ("The Ant") Mount (2100 m).
[Prahova Valley, where both Sinaia and Buşteni lay, is situated 900 m. above the sea, aproximately]

We didn't follow exactly the path I had planned, from
Furnica to Piatra Arsă ("Burnt Stone"), then Peştera ("The Cave"), then Babele (The "Old Women") and, depending on my own tiredness and the state of my friend knee (that would suffer in sharp descents), back to Buşteni either by foot or by cable train. We got a bit lost at the beginning and changed our route, luckly, because it was too ambicious, anyway, from me, who could just follow the rythm of my companions:
1) A quite sporting guy, but whose knee was damaged and, morevover, decided at some point to carry my bag.
2) A 50-year old Romanian man
who had been a guide in Bucegi Mountains for 10 years, but 10 years had passed since, and he hadn't come bach once since. He was carrying a 30kg bag pack and wearing heavy, old mountain boots.
3) His son, a 25-year-old boy that wa
s acompanying his father for the first time, and was in such a bad shape as myself, but carrying another 30 kg instead of nothing but my camera, once Jose decided to carry all our sandwiches and water.
We met this other two in the middle of the mist, in our way to Piatra Arsă, and went together all the way to Babele, not going down to Peştera, but walking between Cocora Mount and Jepii Mountains, through a quite curious forest of bush-like dwarf pines (larch-cembra pine). Nice company, to walk and also to have a merited soup (ciorbă) together at Cabana Babele... They were staying for the night, so we said good bye and took the cable train down to Busteni. The mist ("we wouldn't see anything interesting, and besides, could be dangerous if we get lost") was the perfect excuse for both of us, who were really tired, for not walking any more, and have beer (well merited too) instead, while waiting our train back to Bucharest.

But still, I didn't stay for the night up there! So there's still new experiences waiting for me at the Carpaths... Let's see when and how!

Me, myself and my camera

domingo, 13 de julio de 2008

Canciones de moda

Ayer, volviendo de las montañas, compartí el vagón con un grupo de adolescentes que se comportaron como tales, es de cir, tenían tomado el espacio. Eso, en este siglo en el que ya no me toca ser adolescente, significa sustituir el loro a todo trapo de los 80 por el móvil con mp3 y altavoz a todo trapo del siglo XXI. En los 90 el loro se consideraba hortera y el mp3 no existía todavía, así que no tengo muy claro cómo ocupábamos el espacio los adolescentes de los 90... tal vez a voz en grito.

Así que disfruté de una sesión de Grandes Éxitos de Discoteca 2008, Ploeşti-Bucureşti. Entre ellos, una canción que ya había oído por aquí (Tu Café), y que, la verdad, como hit local, me impacta:



He investigado un poco. El grupo, N.O.H.A. (Noise of human art), es un grupo multicultural con base en Alemania, muchas influencias del "Balkan Disco sound" (habrá que investigar sobre esto, y sobre sus relaciones con el manele... os debo un post sobre el manele, que se lo merece), y una nueva cantante de Gijón que, sospecho, es la culpable de todo. [Dicen de ella en su web: "Minerva Diaz Perez – the new singer is from Gijon, Spain. Her expressive vocals with a erotic undercurrent, create incomparable depth and atmosphere on the live performance"]

Bueno, ya me informaréis si esta canción suena también por España... Lo único que a mí me queda claro es que "Tu café" ha entrado con fuerza en mi ranking personal de canciones absurdas pegadizas, junto con grandes éxitos del pachangueo como Tengo un tractor amarillo, Canario, la Macarena o el Aserejé. Aunque mi preferida seguirá siendo Clone Fashion, también culpa de españoles en Berlín. Me pasé el verano de 2003 escuchando esta canción mientras trabajaba en la Oficina Comercial de Moscú... Y sobrevivimos yo y los empresarios :):



Post Data. No he encontrado en la Red una sola referencia a otra de mis canciones absurdas preferidas, de un grupo español cuyo nombre no recuerdo, y que, visto lo visto, debía ser más bien un grupúculo. Pero recuerdo un trozo que decía así, con un recitado en plan Hip Hop:

"Perrito Piloto, perrito de peluche / la Muñeca Chochona no tiene quien le escuche / soy más negativo que el culo de una pila / el ojo del Gran Hermano siempre te vigila".

Como "El Fablistanón", hubo una época en la que me la sabía entera... ¿Qué se habrá sobreescrito en esa neurona?

EL FABLISTANÓN

Borgotaba. Los viscolantes toves,
rijando en la solea, taladraban...
Misébiles estaban los borgoves
y algo momios los verdos brachtchilbaban.

¡Cuidado hijo con el Fablistanón!
¡Con sus dientes y garras, muerde, apresa!
¡Cuidado con el pájaro Sonsón
y rehuye al frumioso Magnapresa!

Blandiendo su montante vorpalino
al monstro largo tiempo presiguió...
Bajo el árbol Tamtam luego se vino
y un rato cavilando se quedó.

Y estando en su aviesmal cavilación,
llegó el Fablistanón, ojo flagrante.
tufando por el bosque fosfuscón
y se acercó veloz y burbujante.

¡Un, dos! De parte a parte le atraviesa
varias veces el vorpalino acero...
Y, muerto el monstro, izando la cabeza,
regresó galofando muy ligero.

¿De verdad al Fablistanón has muerto?
¡Ven que te abrece, niño radioroso!
¡Hurra, hurra, qué día ristolerto!
risotó carcajante y jubiloso

Borgotaba. Los viscolantes toves,
rijando en la solea, taladraban...
Misébiles estaban los borgoves
y algo momios los verdos brachtchilbaban.

("Alicia a través del espejo", Lewis Carroll, según traducción de Ramón Buckley)

Este todavía sobrevive en mi memoria, podéis retarme cuando queráis. Otra gente se aprende un trozo del Quijote, o una canción de Los Chichos, pero no sé, será que tuve una infancia difícil, que dirían los libros de autoayuda :):):)

viernes, 11 de julio de 2008

Phoney brave man from Torino

This afternoon I saw a car with plates from Torino, Italy and decided to make photo, to prove that somebody is brave enough, or reckless enough, to have his or her own car in this crazy town:
But then, I decided the photo woul be better from the front... Well, maybe we are not talking of a brave Italian from Torino here, but of an non-legal (non-illegal either?) Romanian from Bucharest:Or is this normal?

miércoles, 9 de julio de 2008

Baños rusos: manual de instrucciones (versión femenina)

Una de las cosas que hice cuando estuve en Moscú fue ir a los baños, a la banya rusa, y que es algo más que sudar - refrescarse - sudar - refrescarse - sudar - refrescarse, es todo un ritual. Voy a intentar explicar un poco cómo funciona, y tal vez algunos podréis comentarme las diferencias de la banya rusa respecto a la sauna finesa y el hammam turco, no sólo en el tipo de calor, sino en el ritual y modo de uso... Bueno, e incluso respecto a la sección masculina de una banya rusa, que tiene un ritual diferente, como muy pronto entenderéis con lo que os cuente de la sección femenina. Y bueno, cualquier puntualización de aquellas chicas más expertas que yo será bienvenida e incorporada a esta entrada.

Lo primero es saber qué llevar, que aunque sea ésta una actividad nudista, irónicamente se llevan bastante más cosas que cuando uno va a la piscina con bañador, gafas y gorro: 1) Una sábana vieja; 2) Una toalla; 3) Una toalla pequeña, gorro de fieltro o similar para la cabeza; 4) Unas chanclas; 5) Posos de café; 6) Miel; 7) Neceser con útiles de aseo; 8) Agua mineral. De todas maneras, se puede comprar bebida y comida en la propia banya, y habitualmente también se alquilan toallas y sábanas.

Lo segundo, adónde ir. En Moscú existen , que yo conozca, al menos 4 ó 5 banyas públicas no VIP, todas ellas con una sección masculina y una sección femenina separadas. Yo he ido a tres (metro Sportivnaya, metro Ulitsa 1905 y metro Mendeleevskaya), y la que más me ha gustado es la de Ulitsa 1905. De todas maneras (excepto justo en ese caso, por lo que me han dicho) las secciones masculinas suelen tener mejores instalaciones (piscina y parilka -la "sala de vapor"- más grandes), y por ejemplo en una página que he encontrado con un listado de baños (rusos, fineses y turcos) en Moscú y Píter la publicidad se centra también en el público masculino, porque los servicios que enumera y puntúa (restaurante, billar, DVD) me da que son de la parte masculina de las banyas, yo mesa de billar no he visto en mi vida... A todo esto, muchas parnyas municipales tienen también sala de sauna finesa, pero es un añadido, así que no lo mencionaré en el rito.

Muchos rusos no van nunca a la banya, o al menos no van nunca a las banyas públicas, sino que van a la banya en la dacha, en la casa del pueblo por así decirlo (desde mansión en el campo a chabola en el huerto, según poder adquisitivo e inversión realizada en el pedazo de terruño que muchísima gente tiene por aquí, al menos la familia). Se construye la parnya en una choza de madera, y el lago, o simplemente la nieve en el exterior en invierno, sustituye a la piscina de agua fría. En ese caso, o bien se prepara la parnya (sesión de vapor en la parilka) por turnos (los hombres y las mujeres por turnos, mientras los otros comen, beben, conversan...), o bien, según grado de pudor o confianza o fiesta loca, se comparte parnya. También se puede, claro está, compartir pudorosamente, con toallita por encima, pero la verdad es que a mí esa opción no me convencería, preferiría entrar sola.

Bueno, llegamos a la banya con nuestra bolsa, si es de nuestro gusto compramos un racimo de hojas de roble secas que suelen vender en la puerta y que se usa para masajes (aunque no sé si masaje sería la palabra...) dentro de la parilka. En la recepción de la zona femenina (a partir de aquí ya no veremos un hombre) pagamos, reservamos masaje si vamos a querer alguno (se reserva a una hora, y entran en la banya a avisarte), y entramos. Se paga por horas, se suelen pasar unas 2 horas o así. La banya la componen dos partes, básicamente: una, la sala de descanso, que incluye cabinas donde dejar las cosas y relajarse en la intimidad entre parnya y parnya, y una zona común con mesas, donde sirven té y otras bebidas refrescantes (a veces también comidas); otra, la banya propiamente dicha, con sus bancos corridos donde se dejan los barreños con agua fría (para poner en remojo la rama, para echársela por encima, para preparar potingues...), con sus duchas, su piscina de agua fría y, por supuesto, la puerta a la parilka, la sala de vapor.

La parilka es un habitáculo de madera con bancos en escalera que retiene el calor que surge de una estufa sobre la cual hay piedras al rojo vivo: el vapor se obtiene echando agua sobre las mismas. El calor húmedo es lo que diferencia la banya rusa de la sauna finesa. La preparación de la parilka corre a cargo de una persona experta, que anuncia el turno de parnya a la gente que está en los baños (suena un timbre en la zona de descanso, la gente apura su té y se apresura...). La gente entra y se sienta o tumba según gustos, con una sábana o una toalla -mejor sábana, menos pegajoso- para protegerse de la madera caliente de los bancos y algo (una toalla, un sombrero de fieltro) protegiendo la cabeza. Una vez están dentro todas las personas que han decidido aprovechar el turno, se cierra la puerta herméticamente y ya no se podrá entrar hasta que termine la primera parte de la parnya, para no estropearla. La encargada echa agua en las piedras, riega la parilka con esencia de menta y se mueve entre los grupos agitando el aire con una rama (a lo que hay que responder con un gracias). Fuera de breves "gracias" (spasibo), "qué bien" (oi, kak khoroshó) y comentarios así, en la parilka no se puede hablar, si hablas te echan la bronca e incluso te invitan a irte. De todas maneras, yo personalmente no tengo nunca ganas de hablar, la banya en conjunto, y especialmente la parnya, me dejan en estado zen. Cuando la encargada considera que ya está suficientemente caliente, pregunta a las asistentes, y si le dicen que están de acuerdo, se marcha (no si antes desear una buena parnya, "s liogkim parom", literalmente "[os deseo] vapor suave"), y se cierra la puerta herméticamente detrás de ella para que nadie entre. Ahí cada una aguanta lo que puede o quiere, y se va marchando a darse el golpe de frío como cada una prefiera, a base de barreños de agua fría, en la ducha, en la bañera de agua helada, o en la piscina que a veces hay, si las instalaciones son buenas.

Cuando la procesión de mujeres saliendo está en marcha ya se puede entrar, a parnya mediada, o volver otro ratito a la parilka las que han salido a remojarse y vuelta. Es el momento de los masajes con ramas, que consisten en darse (mejor dicho, que te den) golpes con las hojas secas (remojadas previamente) en el cuerpo, y la parilka se vuelve más ruidosa, hay conversaciones, otro ambiente, otra sensación... Lo de las ramas de hojas de roble es todo un arte, hay que saber hacerlo: vamos, que comprarse una rama y empezar a zurrarse con las amigas no es el tema... De todas maneras, se puede pagar extra a alguna de las encargadas de la banya para que lo haga, igual que otro tipo de masajes que se suelen ofrecer en las banyas. Cuando la parnya ya está demasiado templada, se abre la puerta del todo, se airea, se limpia, y se llama a un nuevo turno de parnya. Si la banya es muy de barrio y vas mucho, a veces las mandonas abuelas rusas te piden(entiéndase "ordenan") que ayudes, como clienta habitual. A mí me pasó un invierno que iba muchas semanas :):)

Normalmente es aconsejable hacer tres turnos de parnya (si las coges seguidas, es más o menos hora y media), aumentando gradualmente el tiempo de aguante en el interior y el modo de la exposición (menos calor cuanto más abajo se esté, y más aguante tumbado que sentado, aunque sobre esto último hay opiniones diversas). Y no conviene aguantar por aguantar y hacer el ganso: la parnya es muy saludable (si no tiene uno problemas de corazón, eso sí), pero también puede ser peligrosa. Cubrirse la cabeza no es ninguna tontería, beber mucho líquido (se desaconseja el alcohol) tampoco.

Entre parnya y parnya las mujeres pasan el tiempo de la siguiente manera: haciendo tratamientos de belleza (depilándose, haciendo peeling en la piel -de ahí los posos de café-, hidratando la piel -de ahí la miel-, utilizando el agua en la que se pusieron en remojo las hojas de roble...), en la piscina o en la ducha dejando que los deditos se arruguen, haciéndose un masaje, o simplemente charlando en la sala de descanso, bebiendo un té, e incluso viendo la tele (aunque en mi estado zen es otra cosa que a mí no me apetece nada...).

Y nada, todo se acaba, llegó el momento de irse, una última ducha como quien sale de la piscina (jabón, champú, secador para el pelo), vestirse y salir de la banya levitando, con una sensación extraña en el cuerpo, muerta de hambre (banya + cena + dormir como un bebé, el plan perfecto para una tarde-noche de domingo) y, si es invierno, con la aún más extraña sensación de que los 1o grados son sobre cero y no bajo cero, sin necesidad de abrigo, de gorro ni de nada. En otra dimensión...

BREVE NOTA SOBRE EL FUNCIONAMIENTO DE LA SECCIÓN MASCULINA DE LA BANYA:
Me temo que sólo sé, por lo que me han contado, dos cosas:
1) En plan machote, ahí nadie reconoce nunca que está ya suficientemente caliente la parnya y el encargado a veces la pone a tope, para sufrimiento de los pobres extranjeros que están menos acostumbrados y hubieran confesado...
2) Entre parnya y parnya, nada de tratamientos de belleza, y sí mucha comida y mucha bebida, incluida la alcohólica.
Pero a buen seguro alguien podrá iluminarnos más al respecto...

Iluminación 1:
"La banya masculina, sí, está exenta de mariconadas tipo perfume, cremas y preparaciones especiales previas. Es todo más caótico, espontáneo y cafre".

BREVE NOTA SOBRE EL FUNCIONAMIENTO DE LA BANYA EN LA DACHA:
Menos profesional, más divertida...



martes, 8 de julio de 2008

Summer concerts

I think I will never get used to bump into Julio Iglesias posters abroad...

Maybe a concert with Costel Busuioc in Iaşi (the Romanian immigrant that won Spanish show Hijos de Babel, see Pavarotti din Banat) is not the most accurate definition of success. Still, having public over there is, without any doubt, a clear proof of widespread fame.

P.S. I've been told that a Romanian woman working at the Embassy is the president of the local fan group, and Julio Iglesias makes at least three concerts in Romania every year.

martes, 1 de julio de 2008

Farther East

One week nicely spent in Moscow visiting my friends... What's changed since the last time I was there, about 2 years ago? Not much, at first sight. Well, prices are much higher if you earn Rubles or Dollars (the 1.000 rubles note, that I rarely had in my wallet 2 years ago, is now easily spent in a meal and a pair of drinks), although I didn't notice the rise myself, as the Euro exchange rate has rised accordingly. And there's much more infrastructures and construction investments; they're, at last, renewing Sheremetevo Airport, and it has now linked by train with Moscow city.

But the streets, the cafés, the people's faces and expressions remain quite the same. That's not bad, I reckon; of course there are many things that should get better, but it must be nice to have some rest after all these years of rapid, sharp changes in a spinning country. A roundabout that has made so many people dizzy, and even dropped off the weakest, although it's equally true that, if you held on and tight, it pushed you forward, never to look back.

Unchanged remains the "technical pause", that euphemism for "coffee break" I like so much when I don't have to suffer it. A holidays curiosity, a daily life pain in the neck.

Unchanged remains the bad taste of the novye russkie ("new Russians", that is, new rich), that now use Hummers even for weddings.

Unchanged, it seems, remains the habit of homeless and empoverished old men and women of collecting all the empty botyles and cans... Now there's a brand new machines at the exit of the metro stations and in many other spots by the street where you can obtain money in exchange of certain bottles and cans (I tried one out of curiosity and my bottle wasn't recognized by the smart mashine). I left Moscow without having seen one single person to use these machines... I keep wondering whose idea, whose investment, is this "individual neocapitalist" way of implementing some recycling system around the city... I wouldn't mind if it fails, I wouldn't mind to see a municipal collecting and recycling system in Moscow (will my grandchildren see that?).

Unchanged, but closed forever, is the door of Muzey Kino, the film house situated in the back of a very expensive building in the centre of Moscow (Barikadnaya), and that has been closed after some years of public but low supported resistance. Apparently, it has been moved to some neighbourhood in the far end of one of the Moscow metro lines. A feeble hope, as feeble as the blue ink, almost invisible from the outside, used to scribble the new address on the "the film house doesn't work any more" note hanging on the Muzey Kino door.
So bye bye, Moscow, I'll be back.
Nice to meet you, Voronezh' chiornaya zemlya!
And welcome me back, Bucharest!

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