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sábado, 25 de octubre de 2008

El Cristo de la Aviación

Rumania, como España, es un país de importante tradición religiosa. Creo que la Iglesia Ortodoxa rumana (y en general todas las iglesias) goza de mejor salud en Rumania que la Católica en España, aunque me resisto a afirmarlo categóricamente: nunca me he aproximado esta cuestión seriamente, de una manera científica (número de creyentes y practicantes, interiorización de reglas sociales y éticas de conducta, peso socioeconómico y político de las respectivas iglesias), y tal vez me dejo engañar por mi propio entorno personal en España, profundamente agnóstico, por no decir ateo y anticlerical.

En cualquier caso, son, sin lugar a dudas, dos países religiosos en lo que se refiere a su historia, sus tradiciones culturales y la geografía de sus ciudades. Las principales fiestas son fiestas de origen religioso que se esperan con impaciencia y se disfrutan igualmente aunque se las viva desprovistas de su peso religioso (Navidad, Semana Santa, procesiones y romerías, días grandes con sus patronos y patronas...). Por su parte, los pueblos y ciudades se construyen en torno a las iglesias y sus campanarios en España, en torno a sus iglesias porticadas y cruces pintadas en Rumania.

La religiosidad rumana se percibe muy bien en una de las estatuas principales de la ciudad, la estatua a los Héroes de la Aviación (Lydia Kotzbue, 1935) que se encuentra en la Plaza de los Aviadores. Antes de conocer la fecha de realización, 1935, suponía que la estatua era de la época comunista, por su estilo tan similar a las estatuas del realismos socialista. Pero no. Históricamente no. Desde el punto de vista de las corrientes artísticas, tal vez.

Encuadrarla en el realismo socialista hubiera sido, en cualquier caso, demasiado simplificador, siendo, en realidad, una de las pocas Crucifixiones que he visto al aire libre, con su Cristo y sus plañideras. Este Cristo musculoso, estas vírgenes masculinas a sus pies, esta cristiandad clandestina, es para mí uno de los símbolos que me vienen a la mente cuando pienso en el siglo XX rumano, en lo poco que empiezo a conocer de él, de manera fragmentada y caótica.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tu foto -y tu comentario, del que sobra la a- en "aporticada"- me ha encantado, porque es un lujo pasear por el bulevar a la una de la madrugada en Madrid, con el sol de octubre bucarestino en el recuerdo.

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