Enfrente de Sala Palatului, entre kioskos de frutas y bebidas, casas de cambio y tiendas de ropa o cachivaches, hay una pequeña tienda de unos 20 metros cuadrados con una mesa al fondo donde se pueden comprar diferentes productos decorados con caricaturas o lemas: postales, tazas, bolsas de tela, delantales de cocina... Se trata de la tienda del humorista gráfico Mihai Stănescu, un local de horario flexible ("cerrado de 18 a 10", pone en la puerta, aunque no siempre se cumple... qué gracia tendría ser artista plástico si hubiera que cumplir horarios). Este caricaturista de setenta años pasa allí el día, muy a menudo leyendo el periódico y mirando a las musarañas, y algunas temporadas dibujando en una mesa desordenada cubierta de cuadernos y paquetes de tabaco. Y atiende a los que entran en su tienda con la sonrisa del anfitrión que atiende a las visitas en el salón de su casa, cobrando sus compras de forma descuidada, como quien está realizando un acto de importancia menor dentro de su actividad... que probablemente sea, simplemente, existir.
La verdad es que me había fijado en esta tienda hace ya muchos meses, y suelo comprar cosas de vez en cuando para regalar cuando voy a España; en Rumania he encontrado muy pocos souvenirs o productos típicos nacionales que me parezcan medianamente decentes, al menos en Bucarest (por no decir ninguno), y las tazas de Stănescu tienen su éxito. La tienda, en el fondo, no me parecía tan extraña; lo que me intrigaba era que el dueño fuera un señor al que calculaba al menos 55 años (no aparenta 70) dedicado a leer el periódico, y no un joven diseñador de 30-35 con su portátil echando humo, con su tienda abierta pero al mismo tiempo trabajando en mil cosas para ganarse las lentejas. Es verdad que tampoco parecía cuadrar mucho dónde estaba situada la tienda, pero eso pronto empezó a extrañarme menos, en cuanto me di cuenta de que, simplemente, Bucarest es un caos, y no existe el concepto de "lugar adecuado", y puedes encontrar cualquier cosa en cualquier lugar. Aunque, eso sí, sospecho que el local, donde está situado, debe costar una pasta.
Sea como fuere, hasta hace pocas semanas no se me ocurrió investigar por Internet, a ver si encontraba información sobre el tipo; fue entonces cuando descubrí, para mi sorpresa, que no sólo se trataba de un artista gráfico, sino de un famoso artista gráfico, que era como si Quino, Liniers o Forges tuvieran una tienda abierta al público en la que pasaran el día.
Descríbete en tres frases, te piden a veces cuando eres alguien, o incluso un proyecto de alguien. He encontrado en una web esta presentación de sí mismo de Mihai Stănescu:"I was born in 1939, but I started my studies later on, in Buzau, a town with 100 inhabitants and four taxi cabs. I graduated from Nicolae Grigorescu Plastic Arts Institute in 1966.I have collaborated with publications like Urzica and Playboy, but I'm not a famous person. In return, I know a lot of people as I have been traveling more than I have ever expected. I displayed my works in exhibitions in Romania and abroad and I own over 40 international awards. I published my drawings in important newspapers in France and US, but I gained celebrity mostly because I was prohibited in Romania not because of my drawing skills".
No conozco personalmente a Mihai Stănescu, y no puedo valorar si esta presentación de sí mismo es sincera o adolece de falsa modestia, pero pienso, en todo caso, que estas pocas frases irónicas y a vuelta de todo cuadran, si no con la persona, al menos sí con el personaje.
Un hombre peculiar y una tienda peculiar, con la que Mihai Stănescu redondea, probablemente, una pensión de miseria, pero que, sospecho, es más que una tienda, es un cuarto de estar. Su "drawing room". Porque así te sientes cuando entras.
P.D. Buzău tiene 500.000 habitantes.
Viñeta incluida en el libro "Am intrat în EuRoPa" ("Hemos entrado en EuRoPa")
"Bucarest de día, eclipse de 11 de agosto de 1999"
(La primera vez que entré en la tienda, fue para comprar esta postal para mi colección de postales de ciudades de noche. No me la cobró)
(La primera vez que entré en la tienda, fue para comprar esta postal para mi colección de postales de ciudades de noche. No me la cobró)
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